Imagínate
ahora como si estuvieses en el lecho, a punto de morir y de dejar todas las
cosas de este mundo...
Oh
Dios mío, dadme una buena y santa muerte, y después la gloria eterna del
Cielo...
1.-
Soy joven, tengo salud y fuerzas; y casi parece que me he hecho la ilusión de
que yo no he de morir. Y sin embargo mi vida pasa. ¡Cuántas veces he visto las
aguas de un río, cómo van bajando, bajando hacia el mar! Así mi vida va
caminando, caminando hacia el sepulcro. Cada día que pasa estoy un día más
cerca de la muerte. Al viajar en ferrocarril, ¿no he visto cómo unos bajan en
una estación, otros en otra, hasta que no queda nadie en el tren? Así en esta
vida, unos acaban su viaje en la infancia, cuando son aún pequeñitos; otros, en
plena juventud. ¿No he visto morir a algunos jóvenes, que quizá eran amigos o
conocidos míos? ¿Llegará un día para mí la muerte? Ciertamente que sí. ¿Cuándo
será? No lo sé. ¿En dónde moriré? No lo sé. ¿Cómo moriré? No lo sé, no lo sé.
Piénsalo unos momentos.
2
¿Qué es morir? Es separarse el alma del cuerpo. Han vivido siempre juntos, y es
necesario separarse. El cuerpo, cada día lo vemos, es llevado al cementerio, en
donde se deshace y se pudre. Pero el alma, ¿a dónde va? Este alma que tengo,
que me hace conocer, recordar, querer, ¿dónde va? Ella no va al cementerio,
sino que en el mismo instante en que se separa del cuerpo, se presenta ante el
tribunal de Dios, el cual le pide cuenta de todo lo que ha pensado, dicho y
hecho en toda su vida. Si ahora mismo tuvieras que presentarte delante de Dios,
¿estaría tranquila tu conciencia? Piénsalo bien.
3.-
¡Qué terrible ha de ser presentarse delante de Dios en pecado mortal y oír la
sentencia de condenación eternal Ya no se puede volver atrás; el mundo ha pasado
para siempre y la sentencia de Dios se cumplirá, sin que valgan súplicas ni
excusas de ninguna clase. ¡Qué dulce y delicioso debe ser presentarse el alma
en gracia de Dios, es decir, sin pecado mortal algunol ¡Qué alegría al ver que
se le abren las puertas del Cielo, y que allí vivirá eternamente. Piénsalo
bien.
4-
¿Qué prefieres? ¿Qué desearías haber hecho en la hora de tu muerte? Hazlo
ahora, porque después quizá sería ya tarde. Forma el propósito de portarte
bien, de cumplir los mandamientos de la
Ley de Dios, de huir del pecado y de frecuentar devotamente
los santos Sacramentos. No te dejes engañar de las vanidades del mundo, que a
tantos condenan y que pronto han de acabar; trabaja por salvar tu alma, que no
morirá nunca. Mira cómo te has portado hasta ahora; y si ves que no vas por el
camino del Cielo, procura enmendarte y cambiar de vida. Piénsalo bien.
P.
Luis Rivera
La
fiesta de los fieles difuntos es la gran oportunidad del calendario litúrgico para pedir Misas y orar por las almas de nuestros familiares y amigos difuntos
porque ellos ya no pueden hacer nada por si mismos pero si pueden recibir las
oraciones por sus almas.
No
perdamos esta gran oportunidad, hagamos algo excepcional por las almas del
purgatorio, Dios espera nuestra respuesta.
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