Contemplación, vivencia, misión: La vida de Jesús es un “sí” de
oblación al Padre por nosotros, “lleno de gozo el Espíritu” (Lc 10,21),
para ser nuestra “luz” y “salvación”. Así fue desde el seno de María y
en sus manos maternas cuando lo presentaron en el templo. La Iglesia,
como “consorte”, que comparte la misma suerte y la misma “espada” de
Cristo, está llamada a hacer de la vida un “sí” oblativo y fecundo. La
acción materna de María en la Presentación continúa ahora para que todos
los fieles sepan recibir a Cristo (“el Verbo” o “Palabra” personal de
Dios), hacerse oblación con él y “transmitirlo al mundo”. “La fe
eclesial tiene su paradigma en el sí de María” (Benedicto XVI, Verbum Domini, n.29). P. Juan Esquerda
No hay comentarios:
Publicar un comentario