Madre Nuestra María Santísima, Madre del verdadero Dios por quien, en quien y con quien vivimos, hoy te suplico humildemente que intercedas por tu hijo, _________.
Pídele
a Dios Espíritu Santo, encender en el corazón de este sacerdote tuyo el
FUEGO DE SU AMOR. Un fuego que le de calor a él primero y luego que la
chispa de ese fuego contagie a todos los que se acerquen a él. Un fuego
que caliente a los que tengan frío en su corazón, que sea una llama de
amor que no se apague nunca, ni de noche ni de día. Que sea un fuego que
queme todo los resentimientos, todos los malos recuerdos, todo lo
negativo, todo el dolor, toda la falta de amor, todo lo que necesita
renovarse. Y luego que brote de ese mismo corazón un RÍO DE AGUA VIVA,
un río que apague primero la sed de este tu siervo, su sed de Dios, su
sed del Amor de Dios, su sed por la salvación de las almas. Y después
que sea una fuente de donde las almas puedan encontrar y experimentar el
AMOR DE DIOS, su misericordia, su perdón por medio de la absolución
dada por Tu Hijo Jesucristo a través de las manos de este sacerdote
tuyo. Madre Nuestra, este AMOR, este Fuego, esta AGUA VIVA es urgente
que Dios le permita a este sacerdote experimentarlos, para su propia
paz, alegría y salvación y para compartirlas con todas las almas que
Dios tenga destinadas que se salven a través de su contacto con este
humilde sacerdote tuyo. Gracias por tu amor y tus cuidados maternales.
Cúbrenos con tu manto y protégenos de todos los males y de las
asechanzas del demonio. Sé tú nuestra guía, nuestro lucero, nuestro
faro, enséñanos el camino al Cielo donde por medio del amor, la
misericordia y el perdón de Dios esperamos gozar por siempre del Amor de
Dios, junto contigo por siempre. Amén
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