viernes, 18 de abril de 2014

SANCTUM SEPULCRUM


Se va cerrando el drama de la Pasión de Cristo, cuyas escenas hemos ido contemplando durante esta Semana Mayor.

Hoy, Jesús yace en su tumba y los apóstoles creen que todo se acabó. Todo el día sábado su cuerpo descansa en el sepulcro. Pero su madre, María, se acuerda de lo que dijo su Hijo : "Al tercer día resucitaré". Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.

El Sábado Santo es un día de luto inmenso, de silencio y de espera vigilante de la Resurrección. La Iglesia en particular recuerda el dolor, la valentía y la esperanza de la Virgen María.

El misterio esencial del Sábado Santo es la ausencia del Señor. La Iglesia se encuentra en espera de la resurrección del esposo. Cristo ha ocultado su rostro; ha sustraído su presencia; el Señor está ausente; Jesús misteriosamente está muerto. Esto es lo que le distingue de cualquier otro momento de la vida terrestre y celeste del Redentor.

Cristo no está ya, está muerto y litúrgicamente esta ausencia se presenta como la privación de la Eucaristía. Es imposible celebrarla porque el Señor no está. Este es el único día del año en que no se celebra el Santo Sacrificio de la Misa en ninguna parte del mundo, porque Jesús está muerto.
Es necesario permanecer sobrecogidos ante la ausencia del Señor. Este es un buen día para pensar en lo que significa que Dios no esté con nosotros. Es una buena oportunidad para revisar nuestra vida con Dios. ¿Cuántas veces somos nosotros los que lo abandonamos? ¿Cuántas veces hemos dejado solo al Señor Jesús?

Hoy Jesús nos deja solos. No por su voluntad, sino porque está muerto.

Sólo puede ser entendida esta muerte en el contexto de la Salvación que Jesús nos ofrece. Sólo es posible entender que Dios Padre permitiera que a su Hijo le pasara algo tan grave porque era necesario que así sucediera para borrar nuestros pecados y alcanzarnos la salvación. Sin muerte no hay redención ni resurrección, no hay vida eterna.

Este día sábado, al caer la noche vamos a celebrar la Vigilia Pascual. La celebración de la Vigilia Pascual es la más importante fiesta del año cristiano. Es la noche santa, es la noche larga, es la noche victoriosa. Cristo resucita en la madrugada del domingo.


Hoy es el día de la esperanza… y en silencio esperamos confiados por una vida nueva: la Resurrección.

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