lunes, 6 de octubre de 2014

CONVENTO MUSEO SANTA TERESA

Hace algunos días, tuve la oportunidad de compartir un cálido y memorable momento de fraternidad con un grupo de estudiantes universitarios de la carrera de Turismo. El motivo de esta reunión era agradecerles a ellos su valiosa y desinteresada colaboración en la realización de las celebraciones con motivo de mi pasado cumpleaños.

Sin embargo, había un motivo más, ya que varios de estos jóvenes se desempeñan también como Guías voluntarios en el Convento-Museo de Santa Teresa de esta ciudad. Por lo cual, y tomando en cuenta el gran cariño que tengo por esta joya espiritual y arquitectónica de Cochabamba, quise reunirme con ellos para compartir sus experiencias como conocedores profundos y custodios de nuestro amado Convento.

Realmente ha sido una experiencia enriquecedora para todos. El percibir el profundo grado de compromiso que existe en estos jóvenes por velar y precautelar el Convento, el gran cariño que sienten por las Madres y Padres Carmelitas y, sobre todo, los testimonios que compartieron conmigo acerca de cómo su vida ha cambiado a raíz de esta experiencia, han sido motivo de dar gracias a Dios por el don que estos jóvenes representan para nuestra Iglesia.

En repetidas ocasiones el Papa Francisco ha señalado a los jóvenes que en la vida vale la pena gastarse por los grandes ideales. ¡Es tan cierto esto! El servicio, la colaboración y la entrega desinteresada y voluntaria en beneficio de los demás dan un sentido profundo a la vida, y son justamente los jóvenes quienes tienen más que aportar a la sociedad y a la Iglesia con su alegría, su entusiasmo y su enorme creatividad.

Doy gracias al Señor por esta oportunidad, y animo a estos y a todos los jóvenes de nuestra Arquidiócesis a que pongan sus talentos al servicio de los demás. Que no sólo se ocupen de obtener una formación profesional, sino que busquen los medios para poder dotar a ésta de un sólido sentido social, abierto al mundo y a sus necesidades, y que vean cuántas cosas pueden hacer en beneficio de sus hermanos sólo por compartir los dones que el Señor les ha dado. En síntesis: que sean capaces de integrar su vocación con su profesión.

Queridos jóvenes, ¡cuento con ustedes!
Con afecto,

+ Mons. Tito Solari Capellari

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