En
el momento en el que cargas con la cruz sobre tus hombros, ya sabes con
seguridad que no te la quitarán hasta que te encuentres clavado a ella en el
monte Calvario. Pero la aceptas igual. La cruz son todos los problemas, y los problemas
nadie los quiere. La cruz no es nada dulce, pero es algo que forma parte de
nuestra vida humana. No creo que te pueda prometer que buscaré la cruz a lo
largo de mi vida, pero lo que sí te prometo es que intentaré llevarla cuando me
la envíes Tú.
Oremos:
Oh Dios, mis problemas les suelen parecer pequeños a muchas personas mayores,
pero Tú sabes que no son pequeños para mí. Estas cruces no son fáciles de
llevar, pero cuando esté a punto de quejarme de ellas, ayúdame a recordar a
Cristo y su Cruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario