jueves, 1 de diciembre de 2016

ESPIRITUALIDAD DEL ADVIENTO


Con la liturgia del adviento la comunidad cristiana está llamada a vivir determinadas actitudes espirituales esenciales:
– la vigilante y gozosa espera
– la esperanza
– la conversión
La Iglesia, viviendo esta espera en actitud vigilante, clama: Maranatha: Ven, Señor Jesús (Ap 22,17.20).
El adviento celebra al Dios esperanza (Rm 15,13) y vive la gozosa esperanza (Rm 8, 24-25).
Entrando en la historia, Dios interpela al hombre. La venida de Dios en Cristo exige conversión continua, y despertar del sueño (Rm 13,11-14).
A través de la predicación de Bautista estamos llamados a preparar los caminos del Señor, a acoger a Dios que viene, convertidos de mente y corazón en el espíritu de las bienaventuranzas.
Si Cristo vino, fue sobre todo para que el hombre supiera cuánto lo ama Dios y lo aprendiera para encenderse más en el amor de quien lo amó antes, para amar al prójimo según la voluntad y el ejemplo de quien se hizo prójimo prefiriendo no a los que estaban cerca de Él, sino a los que vagaban lejos.

Ponte como fin este amor, al que referirás todo lo que digas; cuenta todas las cosas de manera que la persona a la que hablas crea al escuchar, espere al creer y ame al esperar (San Agustín).

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