jueves, 1 de junio de 2017

GLORIA A LAS VALIENTES MUJERES DE LA CORONILLA



Después de Huaqui
Julio 1811 - Junio 1812

Por Emilio A. Bidondo 

En esta circunstancia -afirmaba Goyeneche- se le presentó una diputación de los insurrectos ofreciendo rendición, actitud ésta que aceptó ordenando que cesara la actividad de combate. Dispuso Goyeneche que sus tropas avanzara hacia la ciudad y cuando se empezó a cumplir esta orden, desde el punto de Tamborenea se les abrió fuego nuevamente. Seguía informando Goyeneche que, a causa de ello, se reinició el ataque y los realistas comprobaron que sus oponentes se habían atrincherado en el elevado cerro de la "Coronilla", a donde se orientó ahora el ataque hasta que, después de dos horas de combate pudo tomarse esta posición.
"Entró el ejército de Goyeneche en Cochabamba con el furor de la venganza, saqueándola durante dos horas sin que pudiesen ser contenidos los solados"
Conocemos la versión revolucionaria del ataque realista a Cochabamba, gracias a que ha llegado hasta nuestros días el relato que hiciera el 4 de agosto de 1812 el soldado Francisco Turpín al general Belgrano establecido por este tiempo en Jujuy.
Afirmaba Turpín que después de la acción desgraciada del Desaguadero y no sin aportar arduas peripecias pudo reincorporarse a las filas revolucionarias en Cochabamba. Preparaba la defensa de dicha plaza, él integró las tropas que mandaba el coronel Esteban Arce -había logrado reunir unos tres mil hombres- quien mandaba la primera línea del sistema defensivo. Al producirse el avance realista dos indios adictos a la revolución "por tres noches no los dejaron pestañar" a las avanzadas enemigas; fue entonces que llegó a la posición mandada por Arce, un emisario del gobernador de Cochabamba don Mariano Antezana, pidiéndole al primero que inmediatamente se retirara a lo que éste aceptó no sin manifestar a sus hombres que "esta retirada ni se hace por mí; estamos en la mejor situación para vencerlos, y me manda a llamar Antezana".Con respecto a este repliegue hacia Cochabamba manifestaba Turpín:
"Esa misma noche caminamos de regreso y al día encontramos todos con dicho Antezana y entonces empezaron a reñir con el general (sic. Coronel) Arce y el dicho Antezana, tanto que hubieron de pelearse entre los dos y se dijeron que cada uno vaya a defender el lugar donde vivía, esto es, el gobernador Antezana, Cochabamba y el general Arce el valle de Torata".
Afirmaba Turpín que él quedó en Cochabamba y allí se enteró, cuatro días después que el coronel Arce había sido derrotado en Pocona. Por su parte el gobernador Antezana concentró sus efectivos en la ciudad de Cochabamba y sus aledaños con la idea de resistir el ataque realista, pero -sigue anoticiando el declarante- tan sólo algunos respondieron al llamado del gobernador de entre los mil escasos hombres que ahí había, "solamente las mujeres dijeron si no hay hombres nosotras defenderemos".
Reiniciando el combate, mandó avisar el gobernador Antezana "que él ya se rendía" y dispuso que se retiraran las armas y se guardaran. Ante semejante proceder. "se congregaban todas las mujeres armadas de cuchillo, palos, barretas y piedras en busca del señor Antezana para matarlo".
Al no ser encontrado, buscaron estas mujeres a quien tenía las llaves del depósito de armas y entrando en él "las mujeres sacaron los fusiles, cañones y municiones y fueron al puesto de San Sebastián (el cerro de la "Coronilla" extramuros de la ciudad, donde colocaron las piezas de artillería".
Continuaba su relato el soldado Turín diciendo que, al día siguiente "hubo un embajador de parte de Goyeneche, previniendo que venían ellos a unirse con sus hermanos, que desistan de la bárbara empresa".
A esta propuesta respondieron las mujeres atrincheradas en el cerro de la "Coronilla" que ellas "tendrían la gloria de morir matando y el embajador que vino de Cochabamba murió a mano de las mujeres"
Tras ello se inició el ataque de los realistas que duró dos horas y en el cual las mujeres de la "Coronilla" se batieron furiosamente hasta que esta posición fue tomada; los atacantes "mataron treinta mujeres, seis hombres de garrote y tres fusileros".
Ocupada Cochabamba por los realistas, seis días después tomaron preso al gobernador Antezana a quien pasaron por las armas, luego lo degollaron y su cabeza fue expuesta en la plaza mayor; en tanto que su cuerpo era exhibido en el cerro de "La Coronilla" durante varios días. Las buenas intenciones del brigadier Goyeneche habían sido olvidadas y el soldado Turpín completaba su relato diciendo:
"Después que se había posesionado el enemigo de la ciudad empezaron a saquearla, cada división con sus respectivos jefes, quebrando todas las puertas y ventanas, los de caballería salieron a las estancias o haciendas a hacer otro tanto, quemando todas las sementeras así de maíz como de trigo".
Advertimos que el general Belgrano al elevar este parte al superior gobierno, expresaba con admiración:
"¡Gloria a las cochabambinas que se han demostrado con un entusiasmo tan digno de que pase a la memoria de las generaciones venideras"
Como puede apreciarse, las diferencias existentes en los relatos de fuente realista y revolucionaria es notoria y merece ser destacada.

Debemos mencionar que del relato que hace el soldado Turpín surgen nítidamente las diferencias de criterio que mantuvieron el coronel Arce y el gobernador Antezana; quizás ellas al sustentar dos posiciones tan encontradas -el primero quería continuar la lucha, en tanto que el segundo pretendía rendirse- contribuyeron a la derrota de los altoperuanos en Cochabamba. Antezana pagó con su vida su negativa a combatir y no lo hizo en el campo de batalla, sino en el cadalso. Pensamos que obró así influido por la adecuada propaganda realista que tan buenos frutos diera con otro cochabambino: el brigadier Francisco del Rivero, que poco antes se había pasado a los realistas.

En cuanto al valerosos comportamiento de las mujeres de Cochabamba, advertimos que Belgrano estuvo más que acertado al calibrar el hecho -su nota laudatoria al gobierno es más larga y apologética- pues la ciudadanía de Bolivia ha elegido el 27 de mayo como "día de la madre" para honrar anualmente a las "Heroínas de la Coronilla" que rindieron su vida ante el altar de la patria.

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