Señor
Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste
asumir nuestra condición humana; mira con piedad a tu siervo Tito, obispo que
está enfermo y necesita ser curado en el cuerpo y en el espíritu.
Reconfórtalo
con tu poder para que levante su ánimo y pueda superar todos sus males, y ya
que has querido asociarlo a tu pasión redentora, haz que confíe en la eficacia
de su dolor para la salvación del mundo. Tú que vives y reinas por los siglos
de los siglos. Amén.
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