Hace
algunos días, tuve la oportunidad de compartir un cálido y memorable momento de
fraternidad con un grupo de estudiantes universitarios de la carrera de
Turismo. El motivo de esta reunión era agradecerles a ellos su valiosa y
desinteresada colaboración en la realización de las celebraciones con motivo de
mi pasado cumpleaños.
Sin
embargo, había un motivo más, ya que varios de estos jóvenes se desempeñan
también como Guías voluntarios en el Convento-Museo de Santa Teresa de esta
ciudad. Por lo cual, y tomando en cuenta el gran cariño que tengo por esta joya
espiritual y arquitectónica de Cochabamba, quise reunirme con ellos para
compartir sus experiencias como conocedores profundos y custodios de nuestro
amado Convento.
Realmente
ha sido una experiencia enriquecedora para todos. El percibir el profundo grado
de compromiso que existe en estos jóvenes por velar y precautelar el Convento,
el gran cariño que sienten por las Madres y Padres Carmelitas y, sobre todo,
los testimonios que compartieron conmigo acerca de cómo su vida ha cambiado a
raíz de esta experiencia, han sido motivo de dar gracias a Dios por el don que
estos jóvenes representan para nuestra Iglesia.
En
repetidas ocasiones el Papa Francisco ha señalado a los jóvenes que en la vida
vale la pena gastarse por los grandes ideales. ¡Es tan cierto esto! El
servicio, la colaboración y la entrega desinteresada y voluntaria en beneficio
de los demás dan un sentido profundo a la vida, y son justamente los jóvenes
quienes tienen más que aportar a la sociedad y a la Iglesia con su alegría, su
entusiasmo y su enorme creatividad.
Doy
gracias al Señor por esta oportunidad, y animo a estos y a todos los jóvenes de
nuestra Arquidiócesis a que pongan sus talentos al servicio de los demás. Que
no sólo se ocupen de obtener una formación profesional, sino que busquen los
medios para poder dotar a ésta de un sólido sentido social, abierto al mundo y
a sus necesidades, y que vean cuántas cosas pueden hacer en beneficio de sus
hermanos sólo por compartir los dones que el Señor les ha dado. En síntesis:
que sean capaces de integrar su vocación con su profesión.
Queridos
jóvenes, ¡cuento con ustedes!
Con
afecto,
+ Mons. Tito Solari Capellari
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