miércoles, 15 de mayo de 2013

CARTA A LAS FAMILIAS DEL SR.ARZOBISPO



Queridas familias,

queridos papás y queridos hijos:
Les saludo muy cordialmente y les comparto que, diciéndoles “queridos”, percibo en mi corazón la verdad de este sentimiento. Mientras pasan los años, siento que les quiero más y también siento que ustedes quieren más a su obispo.  

Agradezco  y felicito a la Asamblea Legislativa Departamental de Cochabamba, a través de la Comisión de Desarrollo Humano, a la Oficialía Mayor de Desarrollo Humano e Igualdad de Oportunidades, a la Escuela de Padres y al Comité Interinstitucional por la Familia en el que participan diferentes Instituciones, por preocuparse de organizar a todas las instituciones que trabajan en favor de la familia e invitarnos a celebrar el día 15 de Mayo una jornada de reflexión sobre la misma. Esta iniciativa es un estímulo para que cada día y todos llevemos en el corazón una preocupación constante, dedicada y tierna sobre cómo está nuestra familia. 

El sexto día Dios creó la pareja. Para la pareja Dios hizo todo lo que existe. Y a la pareja encargó toda la creación. 

Queridos papás, en la contemplación de este evento divino ustedes encuentran la extraordinaria grandeza de su identidad y las energías para realizar su misión en el mundo.

El tiempo dedicado a la familia tiene otra dimensión, es un tiempo sagrado. No se puede comparar con otras ocupaciones.

Invito especialmente a los  papás y a las mamás a dedicarle tiempo a las reuniones familiares para cultivar los valores tradicionales, culturales y cristianos de la familia cochabambina. Hoy nos dejamos atrapar por las múltiples ocupaciones tanto de trabajo, como de índole social y recreativa y nos olvidamos de la razón por la que hacemos todas la demás actividades: el amor al cónyuge, a los hijos y a todo el entorno familiar. Si el amor fluye en las relaciones familiares todo lo otro que hacemos se llena de energía, fuerza y alegría. Dediquemos tiempo a los nuestros, que no es tiempo perdido, sino es darle calidad humana a la vida misma.

Se escuchan quejas sobre la conducta de nuestros hijos. Es cierto, hay como una ola de descontrol en ellos: un querer ir más allá de los límites establecidos para no hacer daño y no dañarse. El papá y la mamá pasan a ser amigos y hasta cómplices de las malas actuaciones de los hijos. Dejan que la escuela y los medios de comunicación entretengan a sus hijos, mientras ellos están en sus cosas. Luego viene el lamento de que ya no pueden controlarlos, de que no obedecen, de que no tienen más autoridad sobre los hijos.

Papá, mamá, ¿Te preocupas de visitar la escuela para preguntar cómo están tus hijos? ¿Sabes qué lugares frecuentan y con quiénes pasan el tiempo libre tus hijos?

Preocúpense de ellos, pongan interés a las cosas que interesan a sus hijos, para que ellos les tengan confianza y así ustedes papás puedan influir en sus valores y sueños y les ayuden a dar un sentido a su vida. Ofrézcanles lo mejor de ustedes mismos; no el cansancio, el aburrimiento y el peso de las últimas horas de la jornada. Plasmen en ellos lo que ustedes hubieran querido que sus padres hubiesen hecho con ustedes.

El colegio recibe la delegación de ustedes para educar a los niños y jóvenes; pero ustedes son los primeros e indispensables educadores de sus hijos.

Los niños y jóvenes pasan mucho tiempo ante un televisor o una computadora. No es que eso sea malo; pero todos (familia, escuela y sociedad en general) debemos unirnos para crear una conciencia crítica en los hijos ante los abundantes mensajes extraños a los valores de la familia cochabambina.

Los papás deben saber qué programas de televisión ven los hijos para verlos juntos, comentarlos, analizarlos y criticarlos.  ¿Compartes con ellos los juegos de internet e intervienes en sus cuentas de Facebook o Twiter para comentar lo que escriben tus hijos o con quiénes se están comunicando continuamente?

Concluyendo este sencillo compartir, quiero invitarles, queridas familias, como lo hice ya en la “Carta Pastoral 2013”, a conocerse como personas dentro de la familia. No se trata de un conocimiento superficial, sino de un conocimiento que involucre, además de la cabeza, también el corazón y la fe. Quizás pueden ser los mismos hijos los que toman la iniciativa de ir conociendo más a sus papás, a profundizar la relación que tienen en la casa entre papás e hijos. Pero no hay duda que un interés mutuo, sincero y profundo, enriquecerá las relaciones y cultivará los valores de la familia.

San José y la Virgen María protejan nuestras familias e intercedan para el bien y la paz de cada una de ellas.

Con sincero afecto, les saludo y les bendigo. Bendigo a los papás de cada hogar y bendigo a cada uno de sus hijos.

Cochabamba, 15 de mayo de 2.013, día de la familia.

              Mons. Tito Solari
Arzobispo de Cochabamba

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