LUIS
JAVIER FERNÁNDEZ FRONTELA (CENTRO JOSEFINO DE VALLADOLID)-Valladolid-España
(28-06-2013).- El 1 de mayo se publicó el decreto de la Congregación para el
Culto Divino, incluyendo el nombre de San José en las plegarías eucarísticas
II, III y IV, siempre detrás de la mención a la Virgen María y antes
de los apóstoles. La inclusión del nombre de San José en el canon de la Misa era una novedad que
rompía con el silencio de siglos y que se debía, naturalmente, a la genialidad
de Juan XXIII y a la devoción cordial que tenía al esposo de María, y así lo
reconoce el Decreto de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos. En la Iglesia
católica, los fieles han manifestado siempre una devoción ininterrumpida hacia
San José y han honrado de manera constante y solemne la memoria del castísimo
Esposo de la Madre
de Dios, Patrono celestial de toda la Iglesia , hasta tal punto que el ya Beato Juan
XXIII, durante el Sagrado Concilio Ecuménico Vaticano II, decretó que se
añadiera su nombre en el antiquísimo Canon Romano. La decisión de Juan XXIII,
al que la Revista
Estudios Josefinos, con motivo de su muerte, define como el
"papa más josefino del siglo", es el triunfo de una campaña iniciada
en enero de 1961, cuando, ante el anuncio de la convocatoria del Concilio
Ecuménico Vaticano II, los Directores del Centro de Investigación y
Documentación del Oratorio de San José de Montreal (Canadá), padres Roland
Gauthíer, C. S. C. y Guy-M. Bertrand comunican a los otros dos Centros
josefinos del mundo, el de Valladolid (España), dirigidos por los PP.
Carmelitas Descalzos, y el de Viterbo (Italia), hacer una a petición al Papa
para incluir a San José en el canon de la Misa. A partir de aquí se organizó una campaña
entre el episcopado mundial recabando apoyos para dicha petición. El Capítulo
General de los Carmelitas Descalzos, abril de 1961, pidió al Definitorio
General que, en nombre de todo el Capítulo, elevase al Romano Pontífice un voto
pidiendo la inclusión del nombre de San José en las oraciones de la Misa. El 16 de julio de
1962 el Definitorio envía una carta a Juan XXIII pidiendo la ampliación del
culto a san José en la liturgia. Entre las razones que daba a favor de dicha
petición estaba: la singular devoción de Juan XXIII a San José, demostrada,
"en los breves años de su Pontificado", en el continuo recuerdo de
San José en su alocuciones, así como haber dedicado al Santo un altar en la Basílica de San Pedro y
haberle declarado del patrón del próximo Concilio Ecuménico. Señalaban la veta
josefina de la
Reforma Teresiana : "Permítasenos, por tanto, en este
cuarto centenario de la Re ¬forma
teresiana, cuyos fundamentos se pusieron, por inspiración divina, bajo la
advocación y protección de San José, el defender y propugnar la gloria del
Esposo de la Virgen ,
pues tenemos la seguridad de que todo esto redundará en gloria del mismo Dios
que para alabar en él las grandezas de su bondad enriqueció con tantas gracias
y méritos al Padre nutricio de Cristo". Como argumento teológico para
avalar dicha petición señalaban la "excepcional dignidad" y "la
providencial ordenación de San José a la obra redentora de Jesús y de María,
así como su eminente santidad". Con "grande alborozo" se recibió
en el Centro Josefino de Valladolid la noticia de la inclusión del nombre del
San José en el canon de la Misa ,
a partir del día 8 de diciembre. En respuesta a esta concesión el P. José
Antonio del Niño Jesús, Provincial de Castilla, y fundador del movimiento
josefino radicado en la comunidad de San Benito de Valladolid dirigió a Juan
XXIII un telegrama agradeciéndole esta iniciativa.
SAGRADA CONGREGACION
PARA EL CULTO DIVINO YLA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS
PARA EL CULTO DIVINO Y
En
el paterno cuidado de Jesús, que San José de Nazaret desempeñó, colocado como
cabeza de la Familia
del Señor, respondió generosamente a la gracia, cumpliendo la misión recibida en
la economía de la salvación y, uniéndose plenamente a los comienzos de los misterios
de la salvación humana, se ha convertido
en modelo ejemplar de la entrega humilde llevada a la perfección en la vida
cristiana, y testimonio de las virtudes corrientes, sencillas y humanas,
necesarias para que los hombres sean honestos y verdaderos seguidores de
Cristo.
Por
ellas, este hombre Justo, que ha cuidado amorosamente de la Madre de Dios y se ha
dedicado con alegría a la educación de Jesucristo,, se ha convertido en el
custodio del tesoro más precioso de Dios Padre, y ha sido constantemente
venerado por el pueblo de Dios, a lo largo de los siglos, como protector del
cuerpo místico, que es la
Iglesia.
En
la Iglesia
católica, los fieles han manifestado siempre una devoción ininterrumpida hacia
San José y han honrado de manera constante y solemne la memoria del castísimo Esposo
de la Madre de
Dios, Patrono celestial de toda la
Iglesia , hasta tal punto que el ya Beato Juan XXIII, durante
el Sagrado Concilio Ecuménico Vaticano II, decretó que se añadiera su nombre en
el antiquísimo Canon Romano.
El
Sumo Pontífice Benedicto XVI ha querido acoger y aprobar benévolamente los
piadosos deseos que han llegado desde muchos lugares y que ahora, el Sumó
Pontífice Francisco ha confirmado, considerando la plenitud de la comunión de
los santos que habiendo peregrinado un tiempo a nuestro lado, en el mundo, nos
conducen a Cristo y nos unen a Él.
Por
lo tanto, teniendo en cuenta todo esto, la Congregación para el
Culto Divino y la
Disciplina
de los Sacramentos, en virtud de las facultades concedidas por el Sumo
Pontífice Francisco, gustosamente decreta que el nombre de San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen
María, se añada de ahora en adelante en las Plegarias Eucarísticas II. III y IV
de la tercera edición típica del MlsaI Romano, colocándose después del nombre
de la
Bienaventurada Virgen María, como sigue:
-
en la Plegaria
eucarística II: «ut cum beata Dei Genetríce Vírgine María, beato Ioseph,eius
Sponso, cum beátis Apóstolis»;
- en la
Plegaria eucarística III: «cum beatíssima Vír-gine, Dei
Genetríce, María, cum
beato Ioseph, eius Sponso, cum beátis Apóstolis»;
-
en la Plegaria
eucarística IV «cum beata Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beato
Ioseph, eius Sponso, cum Apóstolis».
Por
lo que se refiere a los textos redactados en lengua latina, se deben utilizar
las fórmulas que ahora se declaran típicas. La misma Congregación se ocupará de
proveer, a continuación, la traducción en las lenguas occidentales de mayor
difusión; la redacción en otras lenguas deberá ser preparada, conforme a las
normas del derecho, por la correspondiente Conferencia de Obispos y confirmada
por la Sede Apostólica ,
a través de este Dicasterio.
No
obstante cualquier cosa en contrario.
Dado
en la Congregación
para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos, el
día
1 de mayo del 2013, memoria de San José Obrero.
Antonio Card. Cañizareá Llovera
PREFECTO
Arturo
Roche
ARZOBISPO
SECRETARIO
Las
nuevas fórmulas
EN
LA PLEGARIA
EUCARÍSTICA II: «con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo san José, los apóstoles y...»;
EN
LA PLEGARIA
EUCARÍSTICA III: «con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo san José, ‘los apóstoles. y los mártires...»;
EN
LA PLEGARIA
EUCARÍSTICA IV «con María, la Virgen Madre de Dios,
con su esposo san José, con los apóstoles y los santos...».
No hay comentarios:
Publicar un comentario