Mañana es la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona
de toda América y, con ese motivo, durante los saludos en español, el Papa ha
dirigido unas palabras a todos los hermanos y hermanas de ese Continente,
pensando en la Virgen
de Tepeyac.
Cuando la Virgen se apareció a san
Juan Diego “su rostro era el de una mujer mestiza y sus vestidos estaban llenos
de símbolos de la cultura indígena. Siguiendo el ejemplo de Jesús, María se
hace cercana a sus hijos, acompaña como madre solícita su camino, comparte las
alegrías y las esperanzas, los sufrimientos y las angustias del Pueblo de Dios,
del que están llamados a forman parte todos los pueblos de la tierra”
La aparición de la
imagen de la Virgen
en la tilma de Juan Diego fue “un signo profético de un abrazo, el abrazo de
María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya
estaban allí y a los que llegarían después”.
“Este abrazo de María
señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde
pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana
en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los
emigrantes, así como a los pobres y marginados de todas las épocas. Una tierra
generosa.
“Éste -ha concluido el
Papa- es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi
mensaje, el mensaje de la
Iglesia. Animo a todos los habitantes del Continente
americano a tener los brazos abiertos como la Virgen María , con
amor y ternura. Pido por todos ustedes, queridos hermanos y hermanas de toda
América, y también ustedes recen por mí. Que la alegría del Evangelio esté
siempre en sus corazones. El Señor los bendiga y la Virgen los acompañe”
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