Feliz Fiesta del Santo Padre, Juan de la Cruz , en el día de la Provincia
La mejor felicitación que puedo haceros, hacerles, en el día
de Nuestro Padre y Patrono San Juan de la Cruz es contar lo que estoy viendo y oyendo en el
Centro de Espiritualidad San Juan de la
Cruz en Santa Cruz de la Sierra. ¡Cuánta cruz, cuánta entrega, cuánta
vida, cuánto obrar alimentado por el callar orante!
Mañana se inaugura la capilla del Centro y uno de los dos
módulos que acogerá a los que buscan a Dios en la "noche sosegada, en la
soledad sonora, en la cena que recrea y enamora".
En estos momento el Centro parece un hormiguero. Varias
docenas de personas moviéndose de acá para allá, en medio de un ajetreo
creativo, que me recuerda la víspera de trabajo llevada a cabo por el Santo en
los prolegómenos de la fundación de Duruelo, o por la Santa Madre en Medina.
¡Qué maravilla!
Unos están pintando las tallas que han traído esta noche y
que serán luz que embellezca la capilla y marque caminos. Las han realizado
unos jóvenes que tienen su taller cerca de aquí. Son cristianos. Oran antes de
trabajar. Se ganan el pan, pero en las imágenes está dibujada su fe.
Otros, encaramados a la cúpula, como si de atalaya se
tratara para anunciar el Evangelio, ponen las vidrieras, para que entre y salga
la luz, para que los dolores de todas estas gentes se transformen en ventanales
de luz.
Otros lijan y preparan las puertas, unas cuantas, que van a
cerrar y abrir la capilla, para que todos conozcan a Jesús: "Abrid de par
en par, las puertas al Redentor".
Otros terminan la tapia que rodea la finca y colocan la puerta
de entrada, que acaban de terminar los herreros y que será una llamada para
todos: "Gocémonos, Amado, y vámonos a ver en tu hermosura".
Otros pintan los paneles de la capilla, jugando con colores,
a ver cuál puede ayudar mejor a la mirada. El P. Eugenio todo lo mira, atento
como un niño. Por aquello de que "si color moreno en mí hallaste, bien
puedes mirarme después que me miraste, que gracia y hermosura en mí
dejaste".
Otros montan camas del nuevo módulo, ahí está,
capitaneándolo todo, el P. Leo. Otros limpian suelos, jardín. Son muchos
oficios que darán paso al único oficio necesario: "Que ya solo en amar es
mi ejercicio".
Otros replantan el césped, tan hollado por las pisadas de
estas gentes bolivianas, que sabiéndolo, creo que sí, o sin saberlo, están
colaborando para que en esta soledad unos frailes pongan su nido y vivan en
soledad y a solas con su Querido, en soledad de amor herido.
El P. Linton, gracias hermano, va de acá para allá,
"mil gracias derramando" pasando de sitio en sitio con presura,
procurando que todo quede vestido del Señor, que de eso se trata. Gracias a
todos los colaboradores, muchos de ellos anónimos, que han puesto y sigue
poniendo su granito de arena para que obras como ésta salgan adelante, hoy
podemos contemplar este milagro.
Monseñor Braulio, en sus correrías de Evangelio, es un
testigo de esperanza, un narrador de vida. Visita las comunidades, escucha,
alienta, da el abrazo. A todos dice: "Mira que la dolencia de amor, que no
se cura, sino con la presencia y la figura".
Los hermanos superiores del Vicariato están viajando para
llegar aquí, al encuentro, convocados para una esperanza que vence todo
obstáculo. "Apártalos, Amado, que voy de vuelo".
Toda la
Provincia de San Juan de la Cruz es convocada hoy a poner los ojos en este
centro de Santa Cruz. Aquí se percibe aquello de andar "por caminos nuevos
para ir a tierras no sabidas". Cuando todo parece que palidece, surge una
luz que todo lo embellece y a todos los esfuerzos da sentido.
Desde este rincón, lleno de vida, de Bolivia, la Provincia , empujada por
el Espíritu que recuerda los amores, se esconde, contemplativa, en la interior
bodega del Amado, y sale, misionera, para invitar a todos a gozar del mosto de
granadas.
Felicidades a todos, hermanos y hermanas. Alegrémonos con
este manantial de vida que brota en Santa Cruz. Aquí, San Juan de la Cruz nos convoca a todos al
anuncio gozoso del Evangelio. Aquí todos nos damos hoy la mano, nos sentimos
familia cuidada siempre por la
Madre del Carmelo. La vida de cada uno y cada una de nosotros
es muy importante, pero esta vida crece cuando encontramos símbolos que nos
unen. Hoy, este Centro es uno de esos símbolos que nos permiten alargar la
mirada, sin dejar de mirar los costados del mundo, donde están los pobres y los
pequeños -¡cuántos recuerdos de Tucumán!, gracias Pedro Luis-. ¡Feliz día del
Santo! ¡Feliz día de la
Provincia ! Un abrazo entrañable para todos, especialmente
para los más necesitados de aliento y de esperanza.
Fr. Pedro Tomas Navajas ocd
provincial
No hay comentarios:
Publicar un comentario