Leyendo
la historia de este milagroso Niño Jesús de Praga, se nota que muy a menudo
concede los favores solicitados, después de una novena de súplicas y oraciones
recitadas en honra suya. Así mismo es de notar, que fácilmente se obtienen del
Niño Jesús las gracias especiales que se le piden, mandando celebrar misas en
su honor, dando limosna a los pobres en su nombre, ofreciendo acercarse a los
sacramentos, o bien publicar y dar a conocer la gracia concedida.
Por
medio de esta nueva y simpática manifestación del amor divino, Jesús quiere
remediar una calamidad actual, muy general en el mundo a saber: la perdición de
la infancia por la educación anticristiana. Nuestro Señor Jesucristo que
siempre ha profesado un amor de predilección a los niños, manifiesta claramente,
por medio de esta devoción, el gran deseo que tiene de ser honrado
especialmente como Rey y Salvador de la infancia, y quiere para esto aplicar al
mundo entero, y en especial a la niñez, los méritos de las humillaciones
sufridas en su divina infancia.
Santuario
del N Dediquémonos pues a honrar a este amabilísimo Niño, ya que tan
abundantemente podemos obtener sus bendiciones. Y en particular, vosotros,
inocentes niños, que teneis la dicha de ser los predilectos del corazón de ese
amante Niño Jesús, debéis profesar una devoción fervorosa y práctica al Dios
que se ha hecho Niño, como vosotros y por vosotros. Imitad las virtudes de su
Divina Infancia: a ejemplo suyo, sed obedientes, castos, amables, caritativos y
piadosos, recurrid a Él con entera confianza en todas vuestras necesidades y
confiadle las penas de vuestro corazón infantil.
Pedidle
mucho por vosotros mismos, por la iglesia, por vuestros padres, familiares,
maestros y amigos, amadle sinceramente y no le disgusteis en lo más mínimo,
entregaos a Él con cuanto poseéis, dadle vuestra alma, vuestro cuerpo y vuestro
corazón para que lo conserve puro e inocente. A fin de merecer su constante
protección, llevad con amor su medalla, besad con respeto su imagen, de vez en
cuando practicad en su honor alguna mortificación, rezadle todos los días
algunas de las oraciones que conocéis y de este modo experimentaréis cuán bueno
y generoso es el Niño Jesús de Praga, el Niño Rey, el Dios amante de los niños.
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