miércoles, 19 de marzo de 2014

SOLEMNIDAD DE SAN JOSE

Para los Carmelitas Descalzos, la solemnidad de San José conlleva unas connotaciones muy peculiares. Efectivamente, Santa Teresa de Jesús le quería de una manera especial y puso toda su obra de fundadora bajo su patrocinio. Lo presenta como maestro de oración, ya que durante toda su existencia tuvo un trato íntimo con Jesús y la oración es tratar de amistad con el Señor, con intensidad y frecuencia.
Los dos principales aspectos que hacen de San José uno de los personajes más importantes de toda la historia de la salvación son su descendencia davídica (que él transmite a Jesús) y su condición de justo.
Respecto al primer punto, recordemos que José pertenece a la estirpe de David (cf. Mt 1,20). En cuanto que Jesús es legalmente el «hijo de José» (Lc 4,22), puede reclamar para sí el título mesiánico de «hijo de David» (cf. Mt 22,41-46), dando cumplimiento en su persona a las promesas hechas a su antepasado: «Mantendré el linaje salido de ti y consolidaré tu reino» (2Sam 7,12ss). José es el anillo que une a Jesús con la historia de Israel, desde Abrahán en adelante, según la genealogía de Mateo (Mt 1,1-16) y con las esperanzas de toda la humanidad, desde Adán, según la genealogía de Lucas (Lc 3,23-38).
Respecto al segundo punto, cuando la escritura llama «justo» a José, quiere decir, ante todo, que es un hombre de fe, que ha acogido en su vida la Palabra de Dios y su proyecto sobre él. Como Abrahán, ha renunciado a sus seguridades y se ha puesto en camino, sin saber adónde iba, fiándose de Dios. De esta manera, se convierte en modelo de todos los creyentes, que viven una fe inquebrantable en la bondad de Dios, acogiendo su Palabra con solicitad, obedeciendo incondicionalmente a su voluntad. Jesús mismo aprendió de San José, en su infancia, la obediencia dócil a Dios, el amor a su familia, la oración silenciosa, la laboriosidad y la honestidad.

P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.

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