A los hermanos de la Provincia de San Juan de
la Cruz de
Burgos.
Al terminar
el XXVIII Capitulo
Provincial os saludamos
con el gozo
y la paz
que nos regala Jesús resucitado. A cada uno de
vosotros, en el momento y la
situación que os
encontráis, le alcance la alegría
de seguir a Jesús, la alegría que da el Espíritu.
En profunda
comunión con vosotros,
hemos reflexionado estos
días sobre nuestra
vida de carmelitas teresianos
-“¿qué tales habremos
de ser?”-, hemos
mirado con cariño
a nuestras comunidades –“aquí
todos han de ser amigos, todos se han de amar, todos se han de
querer, todos se han de
ayudar”-, hemos elegido superiores
para que cuiden y animen
nuestra vida y misión en el futuro inmediato, hemos gozado con el momento esperanzado
que están viviendo los hermanos del
Vicariato de Uruguay-Bolivia-Paraguay.
Con vuestro
respaldo mayoritario hemos tomado
la decisión de
abrirnos a la
nueva provincia del Carmelo
Ibérico. No es fácil emprender este camino, porque supone dejar algo muy
querido para nosotros, como
es nuestra provincia de
Burgos, para abrirnos a algo desconocido. Pero así es siempre el camino de la fe.
Abrahán salió sin saber a dónde iba, fiado únicamente en la palabra de Dios.
Nuestro Padre Juan de la
Cruz dice que, “para
ir a tierras no sabidas hay que ir por
caminos no sabidos”.
Os
animamos a perder los
miedos y a aventurar
la vida –“a darnos del todo al Todo”-
en este momento apasionante que
el Señor nos
regala. No miremos atrás.
Miremos a Jesús,
que va delante, y digamos
con Él: “Nadie
nos quita la
vida, somos nosotros
los que la
damos libremente” (cf Jn 10,18).
La
nueva provincia es algo pequeño, algo
que está naciendo.
Necesita el cariño y
el apoyo de todos. Sin la
entrega de la vida
ninguna semilla crece
y da fruto.
Contamos con cada uno de vosotros, necesitamos “eso poquito que
está en cada uno”
para bien de la
Iglesia. Nos va la vida en colaborar y aunar el corazón.
“¡Dichosas vidas, que en esto se acabaren!”
Alentados
por nuestra Madre Teresa de Jesús, en el V Centenario de su Nacimiento,
sentimos llamada a nacer
para Dios, a
estar disponibles a
lo que el
Señor quiera, a
vivir con esperanza estos tiempos
recios, sabiendo que “solo Dios basta”. Por aquí anda el secreto de la alegría.
Vivamos, cada
día, con gozo
el encuentro fiel con
Jesús –“mientras podáis
no estéis sin
tan buen Amigo”-. Estrenemos
cada día con los
hermanos relaciones de amistad y
de fraternidad.
Anunciemos
el Evangelio con la
autenticidad y coherencia de vida. Hagamos, sin miedo, a los jóvenes la propuesta de seguir
a Jesús en
el Carmelo de Teresa
de Jesús y Juan de la Cruz.
Esta
hora es la hora de Dios y la nuestra. Emprendemos el
camino con libertad
y alegría, en
comunión con nuestras
hermanas, las
carmelitas
descalzas, y con los
carmelitas seglares, cuya
cercanía y oración hemos percibido todo
momento. “Juntos andemos”.
Un
abrazo fraterno y cordial para
cada uno, especialmente para
los que
os sentís con
menos fuerzas. Con vosotros, todos
nos sentimos bajo la mirada de la Flor del
Carmelo, la Señora
de la Alegría.
Vuestros
hermanos reunidos en Capítulo. Burgos, 21-25 de abril de 2014
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