«Tu persona simple y tranquila perfumaba de Dios y encendía
en el corazón el deseo de la bondad»... Y concluye: «Reza por nosotros para que
no nos limitemos a llorar la oscuridad sino que encendamos la luz, llevando a
todas partes Cristo y rezando siempre a María. Amén».
Card. Angelo Comastri, Vicario General
de Su Santidad para la Ciudad
del Vaticano.
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