miércoles, 16 de julio de 2014

FELIZ FIESTA DEL CARMEN

La Virgen del Carmen

P. Javier de la Cruz

La Virgen del Carmen es uno de los muchísimos títulos de la Virgen, quizás el más popular y extendido a nivel eclesial. Porque Virgen no hay más que una. La que vio nacer a su hijo en Belén y le vio crecer en Nazaret y luego le siguió por los caminos polvorientos de Palestina. La que desde el principio supo estar abierta a la escucha de la palabra de Dios y obediente a su voluntad.

A esta Virgen de todos eligieron por Patrona, Madre y Hermana un grupo de cruzados que habían ido a la conquista de Tierra santa, y, al reclamo del profeta Elías, decidieron vivir una vida eremita en obsequio de Jesucristo, en las estribaciones del Monte Carmelo, en un valle estrecho y de singular belleza, en el que brota la fuente de Elías, abierto como un inmenso ventanal al Mar Mediterráneo por el que entran gozosos los primeros rayos del sol cada amanecer. En aquel sitio de singular belleza, de apacibilidad inmensa, de soledad sonora levantaron un eremitorio, en cuyo centro se erguía una capilla en honor de la Virgen, la Virgen del Monte Carmelo.

Cuando surgió la persecución, los pocos que lograron librarse de ella volvieron a Europa y trajeron como la mejor herencia y riqueza espiritual de Tierra Santa la devoción a la Virgen del Carmen que se prodigó en ayudarles palpablemente, como ellos en servirla y venerarla y darla a conocer. Y entre las ayudas singulares de María a sus hijos carmelitas destaca la de la entrega del Escapulario a S. Simón Stock, cuando este le pedía con insistencia: Flor del Carmelo, Vid florida, esplendor del cielo....sé propicia a los carmelitas. Desde aquella fecha, 1250, la Virgen del Carmen es la Virgen del Carmen del Escapulario. No verás ninguna talla de la Virgen del Carmen que no lleve el escapulario, que alguien llamó "una hoguera de amor encendida en una chispa salida del corazón de María".

El escapulario se ha convertido en el evangelio de María, el memorial de sus virtudes sencillas y evangélicas, en recordatorio de su corazón generoso y derramador de gracias y bendiciones. A su vez, recuerda constantemente al que lo viste su consagración a la Virgen del Carmen con el empeño de vivir su modo de vida sencillo y evangélico al servicio de la Iglesia y de la humanidad.

Los Papas, algunos de los cuales han llevado el escapulario, han enriquecido la devoción a la Virgen del Carmen con gracias e indulgencias; Instituciones las más variadas y naciones la han proclamado su Patrona; la gente del mar la ha tomado como Patrona especial y ha encontrado en ella la mejor timonera, la loba del mar y remadora, que lleva siempre en sus manos los remos y con ella es dulce el mar y es dulce el cielo.

La devoción primitiva a la Virgen del Carmen

La devoción carmelitana a María es una devoción que nace de la intimidad del ermitaño carmelita, nace de la experiencia litúrgico-espiritual, y esa devoción íntima del carmelita a María queda patente en los títulos que los Carmelitas desde sus orígenes han dado a María.

A María aquellos ermitaños de la montaña del Carmelo dedican su Iglesia, la que presidía el eremitorio, donde se reunían para la alabanza y la celebración de la liturgia. Y esta costumbre de dedicar sus iglesias a Nuestra Señora va a persistir durante siglos en la Orden.

Ellos tienen conciencia que esa nueva familia que comienza en el siglo XII ha nacido para alabanza y gloria de la Santísima Virgen.

María para los primeros ermitaños del monte Carmelo es en primer lugar la Reina o Señora del Lugar, que por oficio tiene la de proteger, de aquí que los primeros carmelitas llamarán a María la Patrona de la Orden.

Los carmelitas de los primeros siglos siempre tuvieron esta conciencia de ser los siervos, los servidores de María.
María es para el Carmelita modelo de vida por su obediencia al proyecto salvífico de Dios, colaboradora en su plan de salvación sobre los hombres, fiel discípula de Jesús, así también el Carmelita tiene que hacer de Jesús el modelo, el ejemplo a seguir. Por ello todo aquel que quiera caminar por la espiritualidad del Carmelo debe vivir en obsequio de Jesucristo, como diría la Regla, sirviéndole lealmente con corazón puro y buena conciencia.

Es, también, modelo de pertenencia y servicio a la Iglesia, en cuanto que en ella nos encontramos con el recuerdo del Señor, en ella descubrimos a los otros como hermanos, y desde ella hacemos presente la salvación, somos instrumento de salvación de Dios en el mundo.

La imagen de María del Monte Carmelo

Crónicas desde Archivo General

P. Óscar I. Aparicio, Archivero General OCD

El 16 de julio la fiesta de nuestra Madre María del Monte Carmelo. En el Archivo guardamos unas cuantas fotos de la imagen de la Virgen que se venera en la cuna de nuestra Orden y que adjuntamos con la crónica.

Después de las guerras napoleónicas, a principios del siglo XIX, es enviado al Monte Carmelo el hermano laico italiano Giovanni Battista Casini. Vuelto a Italia en 1820 encarga al escultor Giovanni Battista Garaventa una estatua de la Virgen para presidir el altar mayor de la iglesia del Monte Carmelo. Era una imagen de madera. Fr. Giovanni se embarcó con la estatua de la Virgen rumbo al Monte Carmelo, pasó por Malta y Estambul, y no pudo llegar al Monte Carmelo por la guerra entre turcos y griegos. Llegado a Roma el 4 de marzo de 1823 la imagen fue coronada solemnemente por el Papa Pío VII.

La estatua de la Virgen se quedó por unos años en la Casa General de los PP. Carmelitas Descalzos de Roma. En 1835 pudo ser llevada a su destino del Monte Carmelo y el 10 de junio de 1836 fue solemnemente colocada en el altar mayor de la iglesia del Monte Carmelo.

Durante la primera guerra mundial (1914-1918) la estatua fue escondida en la parroquia latina de Haifa. En 1932 la estatua viajó de nuevo a Italia para conmemorar el III Centenario de la presencia de los Carmelitas Descalzos en el Monte Carmelo. Se pensó que una estatua de vestir no estaba a la altura de una imagen que debía presidir el Santuario que daba nombre a toda la Orden. Así se esculpió con madera de cedro del Líbano una nueva estatua respetando la cabeza y las manos de la antigua.

Fue realizada por el escultor Emanuele Rieda. El 25 de julio de 1933 la nueva imagen fue bendecida por el Papa Pío XI.

De Roma la imagen del Carmen pasó por Nápoles, dónde por tres días se celebraron solemnes fiestas en honor a la Virgen y después de un escala en Alejandría llegó a Haifa el 8 de septiembre de 1933 y ese mismo día por la tarde y después de una solemne precesión se la colocó en el lugar que a día de hoy se halla. Esta es la breve historia de la imagen de nuestra Madre la Virgen del Monte Carmelo, María del Carmen.

Mensaje de Beato Pablo VI en 1967 a los Carmelitas

"Que la Virgen santísima os conforte en vuestra vocación carmelitana. Os conserve el gusto por las cosas espirituales; os obtenga el carisma de las santas y arduas ascensiones hacia el conocimiento del mundo divino y las inefables experiencias de sus noches oscuras y luminosas jornadas; os dé el anhelo de la santidad y del testimonio escatológico del reino de los cielos; os haga ejemplares y fraternos en la Iglesia de Dios; os introduzca un día en la posesión de Cristo y de su gloria a quien toda su vida quiere consagrase desde ahora."


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