lunes, 29 de septiembre de 2014

QUIT UT DEUS


El 29 de septiembre se celebra a los arcángeles Gabriel, Miguel y Rafael. Antiguamente cada uno tenía su fiesta propia, pero la reforma del Vaticano II los unió en un solo día. Son los tres únicos arcángeles de los que la biblia nos ofrece su nombre. Pero es muy común encontrar cuadros antiguos de los "siete arcángeles", tanto en Oriente como en Occidente. El de arriba es italiano del s. XVI. En otra entrada veremos otros cuadros españoles e hispanoamericanos, así como iconos rusos y griegos. ¿De dónde proviene esta tradición?, ¿cuál es su significado?

Hay que empezar recordando que la palabra "ángel" significa "mensajero". Por lo tanto, los "ángeles" son mensajeros que Dios nos envía. A los que tienen una misión de especial importancia se les llama "arcángeles".

El papa san Gregorio Magno (s. VI) afirma: "Hay que saber que el hombre de «ángel» designa la función, no el ser, del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles".

En el libro de Tobías se afirma: "Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que tiene entrada a la gloria del Señor" (Tob 12,15). Y en del Apocalipsis se dice: "Reciban gracia y paz de aquel que es, que era y que viene, y de parte de los siete espíritus que están delante de su trono" (Ap 1,4). Por su parte, el libro apócrifo de Enoc (escrito hacia el siglo segundo antes de Cristo) cita sus nombres: Gabriel, Miguel, Rafael, Uriel, Baraquiel, Jehudiel y Saratiel. Estos nombres son recogidos por otros libros de la época y por los escritos rabínicos (aunque a veces cambia algo la transcripción de los nombres).

Miguel significa "¿Quién como Dios?". Se le suele representar con una lanza, con una espada en alto pisando al demonio, o con un estandarte, como príncipe de las legiones celestiales.

Gabriel significa "Fortaleza de Dios". Se le suele representar con una azucena (símbolo de la virginidad) y el dedo en alto, anunciando a la Virgen María que será madre del salvador. A veces también con una vela o una lámpara, indicando que hay que estar en vela para escuchar la Palabra de Dios, como María.

Rafael significa "Medicina de Dios". Se le suele representar con un niño de la mano y un pez, haciendo referencia a los episodios recogidos en el libro de Tobías.

Uriel significa "Fuego de Dios" y aparece en los libros apócrifos tercero y cuarto de Esdrás y hablan de él varios padres de la Iglesia, así como la liturgia mozárabe. Se le suele representar con una espada de fuego, como guardián de las puertas del Paraíso.

Baraquiel significa "Bendición de Dios". Se le suele representar con un canasto de flores y frutos, porque es el guardián de las virtudes.

Jehudiel significa "Alabanza a Dios". Se le suele representar con una corona de oro o de laurel en las manos, señal de la recompensa para los que perseveran en el servicio del Señor.

Salatiel significa "Plegarias a Dios. Se le suele representar con un incensario, haciendo referencia a los que oran día y noche intercediendo por sus hermanos. A veces se le representa con las manos juntas en oración.

Blog del Padre Eduardo

A cada Ángel el señor le ha confiado un oficio en el seno de la jerarquía angélica. Según las enseñanzas de la Iglesia Católica se distinguen nueve Coros angélicos.
Santísimos Serafines:

Ardientes de amor divino, son los que están más cerca del Trono de la Santa Trinidad. Su obligación es la de hacer entrar en los corazones las vivas llamas de la caridad.
Sabios Querubines:

Videntes de Dios, contemplan sin fin y en éxtasis las divinas perfecciones. Incesantemente lo adoran, le ruegan, le agradecen.
Altísimos Tronos:

Llevan en sí al Señor, meditan su infinita grandeza. Cuidan del Reino de Dios en las alturas.
Supremas Dominaciones:

Postrados, adoran a Dios, en eterna felicidad. En la tierra defienden el soberano dominio de Dios,
Gloriosísimos Principados:

Ordenadores de las angélicas acciones, sostienen los reinos en el interés de la religión.
Fuertes Potestades:

Delatadoras de los demonios, nos sostienen en las luchas y en los combates de la vida.
Poderosísimas Virtudes:

Operadoras de toda maravilla, hacen prodigios que están en los planes de Dios por nuestra eterna salud.
Nobilísimos Arcángeles:

Nuncios y embajadores de Dios, dan al hombre una asistencia más elevada.
Felicísimos Ángeles:

Ministros celadores de Dios. Estos Ángeles asisten a cada uno de nosotros en particular y nos acompañan noche y día.

Todos estos bienaventurados espíritus sienten un amor ardiente por San Miguel, como si fuera su padre en la gloria. El fue que, con sus palabras y exhortaciones salvó de la rebelión, y de la eterna condenación, a dos tercios de los Ángeles los cuales lo ensalzaron eternamente con la alabanza de la gratitud y del amor, cantando sus excelsos méritos: y sus victorias.

«San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha.
    Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del diablo.
    Que Dios manifieste sobre él su poder, esa es nuestra humilde súplica;
    y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha conferido,
    arroja al infierno a Satanás y a demás espíritus malignos
    que vagan por el mundo para la perdición de las almas.

.LEO PP XIII

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