Todos los Santos y difuntos Carmelitas
P. Javier de la
Cruz
La
fiesta todos los santos de la
Orden no tiene ningún origen especial, asume una práctica
común a la vida monástica y demás órdenes religiosas, recordar y orar por los
que nos han precedido en la vida carmelitana.
Desde
la Edad Media
se enseñaba lo que debían ser los deberes de todos los hombres, también de los
religiosos: Amar primero a Dios; rezar por los muertos, por todos los muertos,
especialmente, por los domésticos, los prójimos, los parientes, los
bienhechores; recordar e imitar a los Santos. El Carmelita Bostio, en el siglo
XV, afirmaba que "los verdaderos hijos o hermanos de los santos no son
aquellos que están unidos con lazos de sangre, sino aquellos que imitan sus
obras".
En
un pequeño poema Santa Teresa invitaba a sus monjas a caminar hacia el cielo:
Caminemos para el cielo, monjas del Carmelo.
Esto
es lo que celebra la Orden
del Carmen el 14 de noviembre con la fiesta de todo los Santos de la Orden , el fin del camino o
de la peregrinación, de todos los que han vestido el hábito del Carmen, el
hábito de la Virgen ,
y que más allá de que hayan sido canonizado o no, gozan de la presencia de
Dios.
Es
una fiesta de gozo y alegría, pues recordamos el triunfo de aquellos a los que
sentimos como hermanos, con los que hemos compartido la misma vocación en el
Carmelo. La Madre Teresa
nos invitaba: "acordaos de nuestros padres santos pasados y santos
ermitaños, cuya vida pretendemos imitar" y " Tengamos delante
nuestros fundadores verdaderos, que son aquellos santos padres de donde
descendimos, que sabemos que por aquel camino de pobreza y humildad gozan de
Dios".
Este
es el mensaje de la fiesta de los Todos los Santos de la Orden : "ser nosotros
como ellos".
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