De Corazón, a corazón: Zac
2,14-17 (“Alégrate, Hija de Sión, vengo a morar en ti”); Lc 2,15-19 (llegada de
los pastores a Belén, María “meditaba en su corazón”)
Contemplación, vivencia,
misión: Las “montañas” han sido siempre una invitación para una “subida”.
Venimos de Dios (nos ha creado por amor y sin nuestra cooperación) y volvemos a
Él (caminando o subiendo con responsabilidad y “cantando” con “alegría”). Al
menos desde el siglo XII, había eremitas en el monte Carmelo, que vivían este
camino con María, la Madre de Jesús. La historia posterior es una historia de
gracia, que es ya patrimonio de toda la Iglesia. María nos indica su presencia
activa y materna por medio de todos los detalles de nuestra vida ordinaria de
Nazaret (el “escapulario” era una pieza del vestido de los campesinos).
*Corazón misericordioso de
María, memoria de la Iglesia: En el Corazón de María resuenan todavía todas las
palabras evangélicas, para hacerlas realidad en nuestra vida. Los “pastores” y
los “reyes”, que encuentran a Jesús con María (cfr. Mt 2,11; Lc 2,16), ahora
somos nosotros que caminamos al encuentro de “la salvación”.
Juan Esquerda Bifet
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